top of page

Mis esfuerzos se tornan débiles e inseguros entre más cerca siento la posibilidad concreta y tangible de un espacio sólo mío, un espacio creado a partir de percepciones, con ideas que fui creando desde niña. Lo he buscado siempre entre escombros para diferenciar lo que imagino del pasado y lo que imagino del futuro.

 

Un espacio que me da miedo, pero que se vuelve imposible no frecuentar. Estoy cada vez más segura de que existe. Y sabiéndolo así, se vuelve cada vez más difícil encontrarlo.

Este lugar no es mío y nunca lo fue, pero así como la memoria me engaña, las presencias ausentes de este lugar también. Parece que esas presencias están divididas por un pasado nebuloso en el que una vez que habito el lugar, yo ocupo esa ausencia. Y todo parece revivir poco a poco, como si naturalmente el lugar se apropiará de mí y yo no de él.

¿Saldré siendo otra persona? ¿Una dispersa multitud de ausentes? ¿Contagiada por presencias fantasmagóricas de lo que alguna vez fue?

 

La estructura pierde su continuidad, sus colores, sus líneas estrechas que sostienen sus partes. La naturaleza envolvente abraza la solidez, ahora vulnerable y delicada de un cuerpo que se desintegra. ¿Dónde habitarán ahora esas presencias sin dueño y espacio una vez que ya no vuelva? ¿De dónde parte el total olvido? ¿En dejar de frecuentar nuestro lugar? ¿En dejar de recordarlo? ¿O imaginarlo?

bottom of page